Una mañana gélida, Gyeongha recibe un mensaje urgente. Su amiga Inseon ha tenido un accidente y está en un hospital de
Seúl. Cuando se ven, postrada en la cama, le ruega que acuda a su casa en Jeju para alimentar a Ama, su pequeña cría de
pájaro. El recuerdo de la isla hace aflorar, en la mente de la escritora, las reminiscencias del proyecto artístico que empezaron
juntas: un homenaje a las personas asesinadas en Jeju el 3 de abril de 1948. Al parecer, Inseon trabajaba en ello cuando tuvo
el accidente.
Gyeongha aterriza en Jeju y una tormenta de nieve azota la isla sin piedad. El viento helado y las borrascas entorpecen su
camino. A medida que va anocheciendo, se pregunta si llegará a tiempo para salvar a Ama, o si sobrevivirá al terrible frío que
entumece su cuerpo poco a poco. Exhausta y débil, al fin, vislumbra la casa de su amiga sin saber lo que encontrará dentro.
Centenares de archivos que documentan una de las peores masacres que ha conocido Corea: 30 mil civiles asesinados. Junto
a ello, la desgarradora historia familiar de Inseon y la de su madre, que buscó durante décadas a un hermano desaparecido.
Han Kang da forma y voz a nuestros fantasmas a través de tres mujeres que desentrañan el pasado. Con un ritmo y una
atmósfera onírica e inquietante propia de Actos humanos y La vegetariana, Imposible decir adiós es un canto a la amistad,
un tributo a la imaginación, una fascinación por la nieve, un viaje a las profundidades de la noche, y una poderosa denuncia
del olvido. Estas páginas arrojan luz sobre la memoria traumática que ha permanecido tanto tiempo enterrada y, en
definitiva, son una defensa de lo que nos sostiene y alienta, en lugar de lo que nos rompe. La novela de Han Kang es, en toda
regla, un libro sobre el amor